miércoles, 15 de septiembre de 2021

Sobreviviendo a fuerza de voluntad

Su sueño es poder declarar a su hija y poseer su propio negocio para tener de qué vivir sin tener que salir cada madrugada a conquistar recursos a base de estar pidiendo

Rigoberto Torres

Sabana Grande de Boyá. - “La diferencia entre una persona exitosa y otras no es la falta de fuerza, no es la falta de conocimiento, sino la falta de voluntad”, esa frase de Vince Lombardi cae como anillo al dedo para ilustrar la vida de Luz Hilaria Guzmán (Lucy), quien a sus 30 años de edad y con una hija de 11 años ha enfrentado los embates de la vida postrada en una silla de ruedas, producto de una malformación congénita de las extremidades inferiores.

Vive en una vivienda que le construyó la empresa Induspalma Dominicana, justo al lado de la casa de su madre Lauteria Guzmán, en la comunidad de Jobo Grande, en el distrito municipal de Chirino.

“Yo me levanto a eso de las cuatro (de la madrugada), me baño, me pongo mi ropa y me peino, salgo para ahí afuera a las 5:20, porque ya yo sé a qué hora pasan la gente. Si no me levanto temprano no veo esa gente que me ayudan”, explicó.

Por esta calle cruza Lucy cada día en su silla de ruedas.

Se refiere a la Autovía del Nordeste, en donde se estaciona cada día hasta las nueve de la mañana en busca de ayuda, después de recorrer en su silla de ruedas el casi un kilómetro de carretera en mal estado, rodeada de palma africana, que conecta a esta importante vía con la comunidad donde reside.

“Yo me voy solita, oscuro y no tengo miedo, y tengo que entrar por los hoyos llenos de agua ─dijo─ cogiendo lucha, ese camino tan malo, así mismo, cogiendo lucha pa’ poder buscar el moro, como quien dice”, reiteró.

Mientras que su madre, dijo al respecto: “Cuando ella sale ahí a la Samaná, ahí en la autovía, de todo lo que a ella le dan ella lo comparte conmigo, por eso yo no paso trabajo, yo le agradezco mucho”.

Y no es para menos tal agradecimiento, ya que su progenitora no puede trabajar pues debe lidiar también con un hijo que se ha perdido varias veces porque sufre de problemas mentales y cuyos gastos en medicamentos son de siete mil pesos mensuales.

Lucy nació en la comunidad Hacienda Estrella, municipio Santo Domingo Norte, y siendo muy joven todavía quedó al cuidado de su padre tras su madre haber huido de éste por violencia doméstica.

“Ellos se dejaron, él le daba golpes y ella se casó aquí en Jobo Grande”, afirmó Lucy, quien dejó la escuela en el primer año por el constante bullying al que era sometida por sus compañeros, ya que además de su evidente condición física sufría de incontinencia urinaria, un mal que todavía padece.

“La tía mía me ponía a escribir mi nombre, pero no quise ir a la escuela porque me relajaban”, admitió, y agregó: “Tengo problemas con los orines, se me salen, no lo aguanto”.

Un norteamericano, para ayudarla, quiso llevarla al extranjero para que le hicieran una operación, pero contó que no se pudo porque hace apenas unos dos años que fue declarada de forma tardía y que en ese entonces no tenía documentos.

Problema que se extendió a su hija, Luz Hileidy, quien acaba de cumplir 12 años y, aunque está en sexto curso, todavía no la ha podido declarar.

Todo inició mientras vivía con su padre en Hacienda Estrella, allí encontró lo que creía era el amor de su vida.

“El tipo me enamoraba y yo me enamoré de él, entonces tuvimos relaciones y salí embarazada y él dijo que no, que él no era el papá”, externó, agregando que “cuando estaba de parto”, su papá y una tía la llevaron a la maternidad de Los Minas y como no tenía cédula, su padre dio un nombre que nadie recuerda.

“La que estaba ahí ese día, ella estaba consciente de que sí, que es verdad que la trataron allá; ella me dijo vamos a buscarla, pero el problema es ese, habrá que buscar un abogado”, afirmó la abuela de la niña.

Sin embargo, Lucy, sin perder nunca las esperanzas hizo un llamado a las autoridades, de quienes dijo que nunca la han ayudado, a que den la cara por ella.

“Que me ayuden a declarar la hija mía, que me ayuden hacer mi negocio. Ese es mi sueño, tener algo con que vivir, no tener que salir para ahí afuera”, enfatizó.

Señaló una pequeña construcción de concreto que inició frente a su casa, para el negocio que anhela, gracias a la ayuda de un amigo que tiene en Las Terrenas, el cual le ayudó con algunos materiales.

“Me trajo 10 fundas de cemento para que haga mi negocio, y esa gravilla que usted ve ahí”, señaló, y dijo que con las ayudas que le dan las personas junta desde 300 hasta 700 u 800 pesos diarios (excepto los domingos que los coge para descansar) y con eso le va agregando cosas y también a la casa de su mamá.

“Este rancho con lo que ella me va dando yo lo voy juntando, yo no me lo compro de ropa, no compro lujo, porque ya esa casa está en una situación que ojalá usted pudiera entrar aquí adentro para que la viera como los pedazos de cesto (pared) se le están cayendo”, expresó su madre.

En el lugar todos conocen a Lucy y saben de su entusiasmo y fuerza de voluntad para salir adelante por sí misma, y con un “no me gusta que me empujen” refiriéndose a la silla de ruedas, afirma su deseo de ser independiente y forjadora de su porvenir.

Algunos la acusan de prostituirse porque la ven que “siempre sale en pinta”, bien vestida y hasta maquillada, lo cual tal vez no lo ven como parte de su actitud positiva ante la vida, sino como un instrumento para venderse sexualmente, algo que ella negó, aunque admitió que muchos se han propasado con ella cuando está en la Autovía.

En la imagen: lugar al lado de la Autovía en donde se para Lucy cada día a pedir ayuda.

“Ofreciéndome dinero, dizque que lo único que yo tengo malo son los pies, que la otra cosa dizque la tengo buena”, externó, agregando que nunca ha accedido a tales proposiciones. “Yo les he dicho que yo no soy así”, dijo, y contó un hecho que le ocurrió en una de esas ocasiones.

“Un tipo ahí quería dizque que me levantara el vestido, que le dejara ver y yo le dije que no, y él tenía la puerta del carro abierta y se la estrellé, le dije que iba a llamar a los muchachos de ahí para que le dieran un susto a él, y no volvió más nunca, prendió el carro y se fue”.

Confesó que le gusta la música, que le gusta bailar y que no le para a lo que diga la gente.

“Yo le doy un consejo a la gente como yo, que luchen por sus sueños y que no se acomplejen, que sigan pa’lante y que no le paren, que Dios sabe por qué hace sus cosas”, concluyó.

La historia de Lucy, su vida y su mensaje final es un ejemplo de trabajo, esfuerzo y dedicación para que las personas puedan lograr sus sueños, y es un retrato viviente de otra frase de Lombardi que dice “La medida de lo que somos, es lo que hacemos con lo que tenemos”.

 


6 comentarios:

  1. Es una fuente de inspiración, pero también deseo de superación y aquí queda demostrado que cuando se quiere se puede apesar de las condiciones que se encuentra.

    ResponderEliminar
  2. Es impresionante, el mejor ejemplo de que las limitaciones son mentales

    ResponderEliminar
  3. Una historia muy conmovedora, pero una voluntad fuerte de la que posiblemente muchas personas con todas sus extremidades carecen

    ResponderEliminar
  4. Tremendo ejemplo de fuerza de voluntad la historia de vida de Lucy, ojalá que las autoridades competentes accedan a su solicitud de ayuda, y que Dios siga poniendo personas solidarias en su camino cada día.

    ResponderEliminar

Reciben nueva escuela en la comunidad de Majagual

Por Rigoberto Torres Sabana Grande de Boyá .- Este miércoles 30 de marzo autoridades del Ministerio de Educación (MINERD) y el Distrito Educ...