Su sueño es poder declarar a su hija y poseer su propio negocio para tener de qué vivir sin tener que salir cada madrugada a conquistar recursos a base de estar pidiendo
Rigoberto Torres
Sabana Grande de Boyá. - “La diferencia entre una persona exitosa y otras no es la falta de fuerza, no es la falta de conocimiento, sino la falta de voluntad”, esa frase de Vince Lombardi cae como anillo al dedo para ilustrar la vida de Luz Hilaria Guzmán (Lucy), quien a sus 30 años de edad y con una hija de 11 años ha enfrentado los embates de la vida postrada en una silla de ruedas, producto de una malformación congénita de las extremidades inferiores.
Vive en una vivienda
que le construyó la empresa Induspalma Dominicana, justo al lado de la casa de su
madre Lauteria Guzmán, en la comunidad de Jobo Grande, en el distrito municipal
de Chirino.
“Yo me levanto a eso de las cuatro (de la madrugada), me baño, me pongo mi ropa y me peino, salgo para ahí afuera a las 5:20, porque ya yo sé a qué hora pasan la gente. Si no me levanto temprano no veo esa gente que me ayudan”, explicó.
Por esta calle cruza Lucy cada día en su silla de ruedas. |
Se refiere a la
Autovía del Nordeste, en donde se estaciona cada día hasta las nueve de la
mañana en busca de ayuda, después de recorrer en su silla de ruedas el casi un
kilómetro de carretera en mal estado, rodeada de palma africana, que conecta a
esta importante vía con la comunidad donde reside.
“Yo me voy solita,
oscuro y no tengo miedo, y tengo que entrar por los hoyos llenos de agua ─dijo─
cogiendo lucha, ese camino tan malo, así mismo, cogiendo lucha pa’ poder buscar
el moro, como quien dice”, reiteró.
Mientras que su madre, dijo al respecto: “Cuando ella sale ahí a la Samaná, ahí en la autovía, de todo lo que a ella le dan ella lo comparte conmigo, por eso yo no paso trabajo, yo le agradezco mucho”.
Y no es para menos
tal agradecimiento, ya que su progenitora no puede trabajar pues debe lidiar
también con un hijo que se ha perdido varias veces porque sufre de problemas
mentales y cuyos gastos en medicamentos son de siete mil pesos mensuales.
Lucy nació en la comunidad
Hacienda Estrella, municipio Santo Domingo Norte, y siendo muy joven todavía
quedó al cuidado de su padre tras su madre haber huido de éste por violencia
doméstica.
“Ellos se dejaron,
él le daba golpes y ella se casó aquí en Jobo Grande”, afirmó Lucy, quien dejó
la escuela en el primer año por el constante bullying al que era sometida por
sus compañeros, ya que además de su evidente condición física sufría de incontinencia
urinaria, un mal que todavía padece.
“La tía mía me
ponía a escribir mi nombre, pero no quise ir a la escuela porque me relajaban”,
admitió, y agregó: “Tengo
problemas con los orines, se me salen, no lo aguanto”.
Un norteamericano,
para ayudarla, quiso llevarla al extranjero para que le hicieran una operación,
pero contó que no se pudo porque hace apenas unos dos años que fue declarada de
forma tardía y que en ese entonces no tenía documentos.
Problema que se
extendió a su hija, Luz Hileidy, quien acaba de cumplir 12 años y, aunque está en
sexto curso, todavía no la ha podido declarar.
Todo inició
mientras vivía con su padre en Hacienda Estrella, allí encontró lo que creía
era el amor de su vida.
“El tipo me
enamoraba y yo me enamoré de él, entonces tuvimos relaciones y salí embarazada
y él dijo que no, que él no era el papá”, externó, agregando que “cuando estaba
de parto”, su papá y una tía la llevaron a la maternidad de Los Minas y como no
tenía cédula, su padre dio un nombre que nadie recuerda.
“La que estaba ahí
ese día, ella estaba consciente de que sí, que es verdad que la trataron allá;
ella me dijo vamos a buscarla, pero el problema es ese, habrá que buscar un
abogado”, afirmó la abuela de la niña.
Sin embargo, Lucy, sin
perder nunca las esperanzas hizo un llamado a las autoridades, de quienes dijo
que nunca la han ayudado, a que den la cara por ella.
“Que me ayuden a
declarar la hija mía, que me ayuden hacer mi negocio. Ese es mi sueño, tener
algo con que vivir, no tener que salir para ahí afuera”, enfatizó.
Señaló una pequeña
construcción de concreto que inició frente a su casa, para el negocio que
anhela, gracias a la ayuda de un amigo que tiene en Las Terrenas, el cual le
ayudó con algunos materiales.
“Este rancho con lo
que ella me va dando yo lo voy juntando, yo no me lo compro de ropa, no compro
lujo, porque ya esa casa está en una situación que ojalá usted pudiera entrar
aquí adentro para que la viera como los pedazos de cesto (pared) se le están
cayendo”, expresó su madre.
En el lugar todos
conocen a Lucy y saben de su entusiasmo y fuerza de voluntad para salir
adelante por sí misma, y con un “no me gusta que me empujen” refiriéndose a la
silla de ruedas, afirma su deseo de ser independiente y forjadora de su
porvenir.
Algunos la acusan de prostituirse porque la ven que “siempre sale en pinta”, bien vestida y hasta maquillada, lo cual tal vez no lo ven como parte de su actitud positiva ante la vida, sino como un instrumento para venderse sexualmente, algo que ella negó, aunque admitió que muchos se han propasado con ella cuando está en la Autovía.
En la imagen: lugar al lado de la Autovía en donde se para Lucy cada día a pedir ayuda. |
“Ofreciéndome
dinero, dizque que lo único que yo tengo malo son los pies, que la otra cosa
dizque la tengo buena”, externó, agregando que nunca ha accedido a tales
proposiciones. “Yo les he dicho que yo no soy así”, dijo, y contó un hecho que
le ocurrió en una de esas ocasiones.
“Un tipo ahí quería
dizque que me levantara el vestido, que le dejara ver y yo le dije que no, y él
tenía la puerta del carro abierta y se la estrellé, le dije que iba a llamar a
los muchachos de ahí para que le dieran un susto a él, y no volvió más nunca,
prendió el carro y se fue”.
Confesó que le gusta
la música, que le gusta bailar y que no le para a lo que diga la gente.
“Yo le doy un consejo
a la gente como yo, que luchen por sus sueños y que no se acomplejen, que sigan
pa’lante y que no le paren, que Dios sabe por qué hace sus cosas”, concluyó.
La historia de Lucy,
su vida y su mensaje final es un ejemplo de trabajo, esfuerzo y dedicación para
que las personas puedan lograr sus sueños, y es un retrato viviente de otra
frase de Lombardi que dice “La medida de lo que somos, es lo que hacemos con lo
que tenemos”.
Es una fuente de inspiración.
ResponderEliminarEs una fuente de inspiración, pero también deseo de superación y aquí queda demostrado que cuando se quiere se puede apesar de las condiciones que se encuentra.
ResponderEliminarEs impresionante, el mejor ejemplo de que las limitaciones son mentales
ResponderEliminarUna historia muy conmovedora, pero una voluntad fuerte de la que posiblemente muchas personas con todas sus extremidades carecen
ResponderEliminarTremendo ejemplo de fuerza de voluntad la historia de vida de Lucy, ojalá que las autoridades competentes accedan a su solicitud de ayuda, y que Dios siga poniendo personas solidarias en su camino cada día.
ResponderEliminarA esa joven hay que ayudarla.
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