Rigoberto Torres
Santo
Domingo.- El psiquiatra y
psicoterapeuta, José Miguel Gómez, definió al miedo como “una actitud emocional
negativa aprendida socialmente” y lo catalogó como la primera causa de
acatamiento social que impide a una persona seguir adelante y poder fluir en la
vida.
“No es cuestión de
suerte, ni buena ni mala, es el miedo”, afirmó durante una conferencia titulada
“Claves para vencer, fluir y ser más resilientes en la vida”, que fue ofrecida
por la plataforma Zoom a través de la Fundación Vida Sin Violencia.
Enumeró, además, la
inseguridad, la falta de autoconfianza y de autodeterminación, la baja
autoestima, el querer ser perfeccionista, esperar la aprobación de los demás y
los esquemas mentales institucionalizados, como partes de las causas que van
ligadas al miedo.
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El también escritor
y columnista resaltó que, si “ya usted valoró y tiene que ejecutar, hágalo. Tiene
miedo a equivocarse, equivóquese”, porque según él, la gente que avanza y crece
inmadura es la gente que se equivoca, “si le tiene miedo a equivocarse nunca en
la vida se va a lanzar a nada”, puntualizó.
Dijo que fluir en
la vida es avanzar y aprender a conectarse con uno mismo y con los demás, lo
cual encierra, según sus palabras, variables como innovar, ser asertivos, tener
metas, objetivos y asumir riesgos.
El especialista enfatizó,
además, que la vida se trata de ser resiliente, lo cual define como aprender a
vivir en la adversidad, dentro de ella, pero sin llegar a ser parte sufrida de
la misma.
“Una persona es
resiliente porque tiene la capacidad de vivir en el riesgo, dentro del riesgo,
y aprender a salir bien del riesgo, eso es ser resiliente”, aseguró.
Dijo que el primer
eslabón para ser resiliente es aprender a insistir, persistir y resistir, lo
cual, sumado a lo que él llama las cuatro C (coherencia, consistencia,
constancia y continuidad), más las tres E (equilibrio, equidad y eficacia) le
permite avanzar y le da capacidad para sobreponerse a la adversidad.
Gómez advirtió que
se le debe poner nombre y apellido a la adversidad, porque de lo contrario se tardará
más tiempo en identificarla, valorarla y gerenciarla; y puso como ejemplo el
hecho de que otros le utilicen sus ahorros y los gasten en la prioridad que no era
suya por no haberla nombrado previamente.
Sostuvo que se debe
comprender el pasado, pero sin culparse, y vivir la vida mirando hacia
adelante, y agregó que quien vive “con un exceso del pasado” corre el riesgo de
entrar en melancolía y padecer depresión. Pero de igual forma, advirtió que si
tiene un exceso de futuro “será víctima de trastorno de ansiedad o ataque de
pánico”, y que lo ideal es vivir el presente, el aquí y el ahora.
Motivó a
reflexionar el hecho de que hay que hacerse una auditoría existencial que ayude
a plantearle a la persona cómo quiere ser recordada y qué ha logrado física,
espiritual, emocional, financiera o familiarmente, en los últimos 10 años.
Finalmente, afirmó
que la felicidad no es una meta, sino “una actitud emocional positiva que se
construye a través de las actitudes emocionales positivas” tales como el amor,
la alegría, la compasión, la bondad, entre otras.